miércoles, 29 de agosto de 2018

ÁRBOL DE LEVAS.



El árbol de levas es una de las piezas más importantes del motor de nuestro coche. Se encuentra situado en la culata, se encarga de controlar la apertura y cierre de las válvulas por donde entra y sale la mezcla de aire y combustible en el interior de los cilindros.
La forma del árbol de levas es determinante para el comportamiento del vehículo. Esta pieza tiene una forma específica (normalmente ovoides) que le confiere un comportamiento concreto al motor. Según el árbol de levas, las válvulas pueden estar abiertas más o menos tiempo y también puede variar la cantidad de apertura de las válvulas.
El accionamiento del árbol de levas se produce gracias a la distribución del motor. En los vehículos de cuatro tiempos, cada dos vueltas del cigüeñal se produce una vuelta del árbol de levas. La posición del árbol de levas es en la culata del motor, más concretamente sobre unos apoyos específicos situados en la propia culata. 
Según del motor del que estemos hablando, nos podemos encontrar con motores que tengan dos árboles de levas en la misma culata. Uno de ellos controla las válvulas de admisión y el otro árbol de levas controla las válvulas de escape.


Válvula de admisión: Permite que la mezcla aire-combustible procedente del carburador, penetre en la cámara de combustión del motor para que este efectué el tiempo de admisión.
Válvula de escape: Permite la expulsión al medio ambiente los gases de escape que se generan dentro del cilindro del motor, después que se quema la mezcla aire-combustible durante el tiempo de explosión
Doble árbol de levas
Existen motores con dos árboles de levas, esto es para lograr hacer funcionar al sistema de llenado y vaciado (Admisión y escape) con mucha más potencia y con menor cilindrada, esto lo usan motores más pequeños.
Las ventajas son: Motor más aliviado con mejor admisión y escape de gases. Mayor potencia con el mismo tamaño de motor en cuanto a centímetros cúbicos. Mejor tiempo de respuesta gracias a la mejor admisión, y mejor aceleración.

La desventaja es muy simple, sencillamente contiene más partes móviles, esto a la hora de una revisión, reajuste o cambios obviamente es más trabajoso.



jueves, 16 de agosto de 2018

¿TESTIGOS DEL COCHE? AQUÍ SU SIGNIFICADO.


Nuestro coche está lleno de sensores que velan por un correcto funcionamiento de todos y cada uno de los elementos del vehículo. Las luces que aparecen en el tablero de nuestro coche pueden estar avisándonos de un problema. Al arrancar, todos los testigos luminosos se encenderán; para volver a apagarse tras hacer un chequeo y comprobar que todo está correcto.
Los indicadores se muestran en color rojo cuando el problema es grave; quieren alertarnos de que no deberíamos continuar la marcha. Si lucen de color amarillo o ámbar (naranja), informan de un fallo en alguno de los sistemas; pero no siempre será motivo para detenernos. Eso sí, suelen ser un aviso de que debemos revisar ese elemento. De lo contrario, la luz podría adoptar un color rojo en un período corto de tiempo. A continuación, te hablamos de los testigos luminosos más habituales y su significado. Así sabrás si te va a tocar llamar a la grúa o si puedes llevar tú mismo el coche hasta el taller.

Testigo de advertencia de anomalía de gases.

Este problema mecánico suele ir acompañado de una pérdida de potencia repentina o de cualquier comportamiento extraño del propulsor. En ningún caso te aconsejamos que sigas circulando; ya que podrías dar lugar a una avería irreparable del motor o con un coste mucho mayor de la inicial. Este indicador avisa de fallos en la gestión del motor, o en los sistemas de inyección, encendido o de escape.

Si parpadea, olvídate de seguir acelerando. Lo más probable es que se haya activado un “modo de emergencia” que limita las prestaciones de la mecánica. Este procedimiento intentará que los daños sean los menores posibles. Si el testigo se queda en posición fija, lo que nos muestra es un error registrado por la centralita ECU del motor.

Testigo de freno.

Por norma general, esta luz nos indica que el freno de mano no se ha quitado bien. El aviso luminoso también puede ir acompañado de una alarma acústica. Si lo has quitado y la advertencia persiste, puede que el nivel del líquido de frenos sea insuficiente o que el sensor no funcione bien.

Aprieta el pedal del freno para comprobar que no te has quedado sin este importante elemento. Un nivel insuficiente en el circuito te obligará a frenar con más fuerza de la normal. También aparecerá en tu cuadro de instrumentación si hay una anomalía con el sistema de arranque en pendientes (“Hill Holder “) o con las asistencias en frenada “BAS “.

Testigo de la temperatura.

Normalmente verás el indicador de la temperatura en la zona media de todo el recorrido de la aguja. Una anomalía en su posición y la llegada a la zona “roja”, hará que se muestre un testigo luminoso. Las razones pueden ser que el nivel del líquido anticongelante sea demasiado bajo o que el motor se haya sobrecalentado por cualquier otro problema. Con este fallo tampoco es aconsejable continuar con el coche en marcha.



Testigo del aceite.

Significa que hay algún problema con el aceite. Lo más normal es que se muestre de color amarillo si su nivel es incorrecto, mientras que se recurre el color rojo en caso de haya un fallo de presión o de excesiva temperatura.

Obviamente, el segundo problema es peor que el primero de ellos. Este lubricante es muy importante para el correcto funcionamiento del motor, así que lo mejor es que no sigas circulando y avisas a tu servicio de asistencia en carretera.


Testigo de la batería.
Es una de las últimas luces en apagarse tras arrancar el coche. Si se mantiene en el cuadro de instrumentos, seguramente el alternador no esté trabajando correctamente. Este dispositivo se encarga de mantener cargada la batería.
Si no se ilumina antes de proceder a arrancar, puede que el problema sea que la batería se ha descargado o que haya perdido sus propiedades. Será entonces el momento de sustituirla por otra nueva.
La vida estimada de las baterías es de cuatro años, aunque las hay que son capaces de seguir funcionado durante varios años más. Dependerá en muchos casos del tipo de uso que hagas del coche y hasta de si el automóvil duerme en garaje o no (por la temperatura exterior que tiene que soportar).

Testigo de precalentamiento del motor.

Esta advertencia luminosa de color amarillo o rojo nos indicará que hay un problema de calentamiento del motor de combustión, siempre que se mantenga en posición fija tras arrancar.
Si parpadea, estaremos hablando de una anomalía en la gestión del motor. Si no notas nada raro durante la conducción, puedes llevarlo tú mismo en ese momento hasta el taller, en vez de tener que esperar a la grúa.



Testigo del cinturón de seguridad.

Si el coche detecta que se está usando un asiento y el cinturón de seguridad correspondiente no está abrochado, verás una luz parpadeando. También escucharás un aviso acústico.

Para que desaparezca, bastará con que todos los ocupantes se pongan el cinturón. Lo normal es que estas alertas se inicien cuando superamos los 25 km/h; también cuando hemos recorrido más de 500 metros o si estamos en movimiento durante 60 segundos. Cualquier de estas tres variables. Después de cinco minutos, el avisador de tipo acústico cesará, pero no el visual.

Testigo de combustible bajo.
Un símbolo con las formas de un surtidor de combustible de color naranja nos avisará de que el nivel de carburante del depósito es bajo. Es lo que conocemos como quedarse en la “reserva”. La autonomía estimada llegados a este punto es de entre 80 y 120 kilómetros.
Testigo de puerta.

Si una o varias puertas (incluidas la del maletero y la del capó) se han quedado abiertas o mal cerradas. También habrá un aviso en forma de luz, incluso en algunos modelos de tipo sonoro.






miércoles, 1 de agosto de 2018

GRASAS LUBRICANTES.


Pueden definirse como sólidos o semifluido resultado de la dispersión de un agente espesante en un líquido lubricante. En tanto que no pueden decirse exactamente líquidos o sólidos, se identifican como sólidos plásticos con propiedades viscoelásticas. Contienen del 65 al 95% en peso de aceite lubricante, del 5 al 35% de espesante y del 0 al 10% de aditivos (líquidos y/o sólidos). Dependiendo de la cantidad de sólidos, el producto resultante se clasifica como grasa (<10% sólidos), grasa-pasta (del 10 al 40% de sólidos) y pasta (>40 % sólidos).


Generalmente clasificadas a partir de su grado de fluidez y/o consistencia, las grasas lubricantes también se agrupan en función de sus componentes mayoritarios. Por ello, se habla de grasas minerales, sintéticas y totalmente sintéticas, en función de si están basadas en aceite mineral, en aceite sintético y en aceite sintético y espesante sintético, respectivamente.
Las ventajas más relevantes, derivadas del uso de una grasa lubricante en comparación con un aceite, son las siguientes:
  • Mayor adherencia a superficies.
  • Mejor capacidad de sellado y aislamiento del medio.
  • Excelente protección contra el desgaste.
  • Superior lubricación frente a altas cargas y bajas velocidades.
  • Superior protección contra la corrosión.
  • Más amplio rango de temperaturas de operación.
  • Más efectiva absorción de ruido y vibraciones.
  • Menor migración del punto de lubricación.
No obstante, existen circunstancias en las cuales la grasa lubricante es peor elección que un aceite o una elección con mayores limitaciones técnicas, en cuanto a las posibilidades de selección de sus componentes:
  • Mecanismos donde se precisa la evacuación de calor a través del lubricante.
  • Máquinas donde se requiere la extracción de partículas contaminantes y de desgaste.
  • Regímenes de velocidad muy altos, donde es requisito un lubricante dinámica mente muy ligero.
El desarrollo de las industrias aeronáutica, civil, construcción, transporte, energética, agroalimentaria y médico-farmacéutica, entre otras, ha impulsado el desarrollo de productos petroquímicos y vegetales. Gracias a ello se pueden formular grasas para lubricar componentes de máquinas que trabajan en las condiciones más extremas, por ejemplo, temperaturas desde -180°C hasta 1200 °C, velocidades desde 2 hasta 80.000 rpm.
No obstante, se han sumado exigencias adicionales de carácter medioambiental, sanitarias, de seguridad, etc., que en tiempos pasados limitaron la elección de una grasa lubricante, pero que hoy en día, no son una barrera en el desarrollo y elección de la misma.
Así, es posible encontrar grasas de alto rendimiento, pero rápidamente biodegradables, diseñadas para desaparecer en un medio acuoso y/o terrestre en menos de 21 días.
Hoy se puede afirmar que trabajar con una grasa lubricante bien desarrollada y seleccionada es garantía absoluta del buen estado de lubricación de cualquier elemento de máquina.