Nuestro coche está lleno de sensores que velan por un
correcto funcionamiento de todos y cada uno de los elementos del vehículo. Las
luces que aparecen en el tablero de nuestro coche pueden estar avisándonos de
un problema. Al arrancar, todos los testigos luminosos se encenderán; para
volver a apagarse tras hacer un chequeo y comprobar que todo está correcto.
Los indicadores se muestran en color rojo cuando el problema
es grave; quieren alertarnos de que no deberíamos continuar la marcha. Si lucen
de color amarillo o ámbar (naranja), informan de un fallo en alguno de los
sistemas; pero no siempre será motivo para detenernos. Eso sí, suelen ser un
aviso de que debemos revisar ese elemento. De lo contrario, la luz podría
adoptar un color rojo en un período corto de tiempo. A continuación, te
hablamos de los testigos luminosos más habituales y su significado. Así sabrás
si te va a tocar llamar a la grúa o si puedes llevar tú mismo el coche hasta el
taller.
Testigo de advertencia de anomalía de gases.
Este problema mecánico suele ir acompañado de una pérdida de
potencia repentina o de cualquier comportamiento extraño del propulsor. En
ningún caso te aconsejamos que sigas circulando; ya que podrías dar lugar a una
avería irreparable del motor o con un coste mucho mayor de la inicial. Este
indicador avisa de fallos en la gestión del motor, o en los sistemas de
inyección, encendido o de escape.
Si
parpadea, olvídate de seguir acelerando. Lo más probable es que se haya
activado un “modo de emergencia” que limita las prestaciones de la mecánica.
Este procedimiento intentará que los daños sean los menores posibles. Si el
testigo se queda en posición fija, lo que nos muestra es un error registrado
por la centralita ECU del motor.
Testigo de freno.
Por norma
general, esta luz nos indica que el freno de mano no se ha quitado bien. El
aviso luminoso también puede ir acompañado de una alarma acústica. Si lo has
quitado y la advertencia persiste, puede que el nivel del líquido de frenos sea
insuficiente o que el sensor no funcione bien.
Aprieta el pedal del freno para comprobar que no te has
quedado sin este importante elemento. Un nivel insuficiente en el circuito te
obligará a frenar con más fuerza de la normal. También aparecerá en tu cuadro
de instrumentación si hay una anomalía con el sistema de arranque en pendientes
(“Hill Holder “) o con las asistencias en frenada “BAS “.
Testigo de la temperatura.
Normalmente verás el indicador de la temperatura en la zona
media de todo el recorrido de la aguja. Una anomalía en su posición y la
llegada a la zona “roja”, hará que se muestre un testigo luminoso. Las razones
pueden ser que el nivel del líquido anticongelante sea demasiado bajo o que el motor
se haya sobrecalentado por cualquier otro problema. Con este fallo tampoco es
aconsejable continuar con el coche en marcha.
Testigo del aceite.
Significa que hay algún problema con el aceite. Lo más normal
es que se muestre de color amarillo si su nivel es incorrecto, mientras que se
recurre el color rojo en caso de haya un fallo de presión o de excesiva
temperatura.
Obviamente,
el segundo problema es peor que el primero de ellos. Este lubricante es muy
importante para el correcto funcionamiento del motor, así que lo mejor es que
no sigas circulando y avisas a tu servicio de asistencia en carretera.
Testigo de la batería.
Es una de las últimas luces en apagarse tras arrancar el
coche. Si se mantiene en el cuadro de instrumentos, seguramente el alternador
no esté trabajando correctamente. Este dispositivo se encarga de mantener
cargada la batería.
Si no se ilumina antes de proceder a arrancar, puede que el
problema sea que la batería se ha descargado o que haya perdido sus
propiedades. Será entonces el momento de sustituirla por otra nueva.
La vida
estimada de las baterías es de cuatro años, aunque las hay que son capaces de
seguir funcionado durante varios años más. Dependerá en muchos casos del tipo
de uso que hagas del coche y hasta de si el automóvil duerme en garaje o no
(por la temperatura exterior que tiene que soportar).
Testigo de precalentamiento del motor.
Esta advertencia luminosa de color amarillo o rojo nos
indicará que hay un problema de calentamiento del motor de combustión, siempre
que se mantenga en posición fija tras arrancar.
Si parpadea, estaremos hablando de una anomalía en la gestión
del motor. Si no notas nada raro durante la conducción, puedes llevarlo tú
mismo en ese momento hasta el taller, en vez de tener que esperar a la grúa.
Testigo del cinturón de seguridad.
Si el coche
detecta que se está usando un asiento y el cinturón de seguridad
correspondiente no está abrochado, verás una luz parpadeando. También
escucharás un aviso acústico.
Para que desaparezca, bastará con que todos los ocupantes se
pongan el cinturón. Lo normal es que estas alertas se inicien cuando superamos
los 25 km/h; también cuando hemos recorrido más de 500 metros o si estamos en
movimiento durante 60 segundos. Cualquier de estas tres variables. Después de
cinco minutos, el avisador de tipo acústico cesará, pero no el visual.
Testigo de combustible bajo.
Un símbolo con las formas de un surtidor de combustible de
color naranja nos avisará de que el nivel de carburante del depósito es bajo.
Es lo que conocemos como quedarse en la “reserva”. La autonomía estimada
llegados a este punto es de entre 80 y 120 kilómetros.
Testigo de puerta.
Si una o
varias puertas (incluidas la del maletero y la del capó) se han quedado
abiertas o mal cerradas. También habrá un aviso en forma de luz, incluso en
algunos modelos de tipo sonoro.