miércoles, 1 de agosto de 2018

GRASAS LUBRICANTES.


Pueden definirse como sólidos o semifluido resultado de la dispersión de un agente espesante en un líquido lubricante. En tanto que no pueden decirse exactamente líquidos o sólidos, se identifican como sólidos plásticos con propiedades viscoelásticas. Contienen del 65 al 95% en peso de aceite lubricante, del 5 al 35% de espesante y del 0 al 10% de aditivos (líquidos y/o sólidos). Dependiendo de la cantidad de sólidos, el producto resultante se clasifica como grasa (<10% sólidos), grasa-pasta (del 10 al 40% de sólidos) y pasta (>40 % sólidos).


Generalmente clasificadas a partir de su grado de fluidez y/o consistencia, las grasas lubricantes también se agrupan en función de sus componentes mayoritarios. Por ello, se habla de grasas minerales, sintéticas y totalmente sintéticas, en función de si están basadas en aceite mineral, en aceite sintético y en aceite sintético y espesante sintético, respectivamente.
Las ventajas más relevantes, derivadas del uso de una grasa lubricante en comparación con un aceite, son las siguientes:
  • Mayor adherencia a superficies.
  • Mejor capacidad de sellado y aislamiento del medio.
  • Excelente protección contra el desgaste.
  • Superior lubricación frente a altas cargas y bajas velocidades.
  • Superior protección contra la corrosión.
  • Más amplio rango de temperaturas de operación.
  • Más efectiva absorción de ruido y vibraciones.
  • Menor migración del punto de lubricación.
No obstante, existen circunstancias en las cuales la grasa lubricante es peor elección que un aceite o una elección con mayores limitaciones técnicas, en cuanto a las posibilidades de selección de sus componentes:
  • Mecanismos donde se precisa la evacuación de calor a través del lubricante.
  • Máquinas donde se requiere la extracción de partículas contaminantes y de desgaste.
  • Regímenes de velocidad muy altos, donde es requisito un lubricante dinámica mente muy ligero.
El desarrollo de las industrias aeronáutica, civil, construcción, transporte, energética, agroalimentaria y médico-farmacéutica, entre otras, ha impulsado el desarrollo de productos petroquímicos y vegetales. Gracias a ello se pueden formular grasas para lubricar componentes de máquinas que trabajan en las condiciones más extremas, por ejemplo, temperaturas desde -180°C hasta 1200 °C, velocidades desde 2 hasta 80.000 rpm.
No obstante, se han sumado exigencias adicionales de carácter medioambiental, sanitarias, de seguridad, etc., que en tiempos pasados limitaron la elección de una grasa lubricante, pero que hoy en día, no son una barrera en el desarrollo y elección de la misma.
Así, es posible encontrar grasas de alto rendimiento, pero rápidamente biodegradables, diseñadas para desaparecer en un medio acuoso y/o terrestre en menos de 21 días.
Hoy se puede afirmar que trabajar con una grasa lubricante bien desarrollada y seleccionada es garantía absoluta del buen estado de lubricación de cualquier elemento de máquina.

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