Lo hemos escuchado
muchas veces: “le está fallando el sensor del oxígeno al coche”, pero pocas
veces tenemos una idea clara de lo que significa esta frase, los problemas que
acarreará no atender el problema de forma oportuna y sobre todo cual sea esta
pieza.
El sensor del oxígeno es una pieza que está colocada en el
sistema de escape, antes y después del convertidor catalítico. El segundo es
para medir que el catalizador esté funcionando de forma correcta.
Su función es medir la cantidad de combustible y oxígeno que sale del motor del auto, para que la computadora regule la inyección de carburante y aire a la cámara de
combustión.
Es decir, una vez que se realiza la combustión, los gases
que van hacia el mofle son analizados por este sensor.
En caso de que detecte un excedente de combustible, se
considera que la mezcla es rica, y se debe inyectar una cantidad menor; si, por
el contrario, existe más oxígeno, la mezcla se llama pobre y debe aumentarse la
cantidad de carburante, a fin de mantener siempre una mezcla ideal.
Un testigo de Check Engine o un motor amarillo encendido en el tablero, es la señal más clara para saber que quizá este elemento está fallando, pero también se pueden observar cambios en el consumo de combustible y salida de humo por el escape, entre otros. Lo mejor es que acudas cuanto antes a la agencia o con tu mecánico de confianza para que escaneen el motor y saber qué falla.
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