martes, 10 de julio de 2018

REFRIGERANTES/ANTICOGELANTES.


Muchos conductores confunden estos términos, pero lo cierto es que el anticongelante es una propiedad del líquido refrigerante. La función del refrigerante es absorber el exceso de calor que se produce cuando el motor entra en funcionamiento, manteniendo una temperatura media de 90 ºC. Este líquido está compuesto mayormente por agua destilada, por lo que, si no tuviera el anticongelante, se solidificaría cuando las temperaturas bajan y no podría cumplir su cometido.

Por tanto, el anticongelante para el coche no es más que un compuesto que se le añade al refrigerante para disminuir su punto de solidificación, de manera que siga cumpliendo su tarea a bajas temperaturas. De hecho, el anticongelante también se le añade a la gasolina y al diésel, para evitar que se congelen en invierno. Además, este compuesto contribuye a prevenir la corrosión en el sistema de refrigeración del motor.
Como podrás suponer, en la actualidad existen diferentes aditivos que fungen como anticongelante para el coche. El primero de todos fue el metanol, pero como tenía la tendencia a evaporarse, a finales de 1930 se comenzaron a utilizar los etilenglicoles, que brindan una baja temperatura de congelación y un punto de ebullición muy alto, en torno a los 197 ºC en estado puro. Hoy sigue siendo el anticongelante para coche más utilizado.
Obviamente, este anticongelante para coche no se usa en estado puro, se mezcla con otras sustancias que sirven para prevenir la corrosión, colorantes que ayudan a distinguir el líquido en caso de que se produzca una fuga, agentes antioxidantes y otros compuestos que mejoran las prestaciones del líquido refrigerante.

¿Qué parámetros debe cumplir un buen líquido refrigerante?
Una baja temperatura de congelación, de forma que no aumente el volumen de líquido cuando hay frío, lo cual puede provocar una rotura del circuito de refrigeración. En la etiqueta del envase podrás encontrar el punto de congelación expresado en grados Celsius.
Una temperatura de ebullición elevada, mucho más alta que la del motor cuando se pone en funcionamiento, de manera que el líquido conserve sus propiedades y no se desintegre.

Que tenga propiedades anticorrosivas y anti incrustantes, para que se formen menos depósitos sólidos y se acumule menos calcio en el sistema. De hecho, en la etiqueta podrás encontrar el pH, que indica la capacidad de corrosión del líquido sobre los metales, así como la cantidad de inhibidores alcalinos y la cantidad máxima de residuos.
Que posea una viscosidad muy baja, para que pueda fluir con facilidad. La encontrarás expresada en gr/cm2.
Que no produzca cavitación, de manera que se forme la menor cantidad de espumas ya que estas pueden llegar a taponar el circuito. En la etiqueta encontrarás el tiempo que tarda en desaparecer la espuma, que debe ser inferior a los 5 segundos.


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